No estoy fuera de juego: solo tenía que cambiar de lugar en la cancha

Un relato en primera persona sobre cómo la nueva generación, la IA y el cambio cultural están redefiniendo el rol de quienes llevamos décadas en tecnología.

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Dani Albé

¿Puede un chico de 20 años cambiar mi forma de pensar?

Crónica de un Director de TI en la era de la IA.

Hoy, Julio de 2025, un video, me voló la cabeza. Simple y directo. Un chico, que no había nacido cuando yo ya compilaba mi primeras aplicaciones, explicaba cómo implementó una solución de inteligencia artificial para una clínica. Hablaba de "ecuación de valor", de "identificar cuellos de botella" y de "retorno rápido".

Lo hacía con una frescura, claridad y un dominio técnico que me dejó en silencio.

Ese silencio no era de incomprensión, sino de revelación. Llevo años, como muchos de mi generación X, luchando contra una marea cambiante. Los perfiles que antes buscaba, aquellos "todoterreno" que lo mismo te instalaban un windows o que diseñaban la arquitectura de red de una multinacional, se han extinguido.

Lo digo hace tiempo: los "viejos" como yo, que conocíamos todo el espectro de TI, ya no tenemos lugar en el mercado laboral joven. Pero no porque no sabemos, sino porque ya nadie nos busca, los reclutadores no saben que existe ese perfil todoterreno.

El video de este chico fue un espejo. Me mostró, sin tapujos, el nuevo rostro del talento en tecnología.

Y me obligó a hacerme la pregunta: en este nuevo mundo, ¿para qué servimos los que llevamos 35 años en esto?

Decodificando al nuevo talento: ¿Qué saben los chicos de hoy?

Tras el impacto inicial, analicé el discurso del jóven. No era solo su dominio de herramientas como N8N o GPT-4O lo que impresionaba. Era su mentalidad. Su enfoque se puede desglosar en varios puntos clave que, he descubierto, definen a esta nueva generación de profesionales:

  • Obsesión por el valor y el ROI: Su primer paso no fue técnico, fue estratégico. Identificó los procesos que, con el menor esfuerzo y costo, generarían el mayor y más rápido retorno para el cliente. No vendía tecnología, vendía resultados medibles, como ahorrarle a la clínica 15 horas de trabajo a la semana con una simple automatización.

  • Especialización profunda y práctica: Estos jóvenes no aspiran a saberlo todo. Son especialistas. Conocen a fondo un nicho (IA, automatización, ciberseguridad, cloud) y lo dominan. El joven del video no teorizaba; mostraba un flujo de trabajo real, un problema concreto resuelto con herramientas específicas.

  • Nativos digitales, remotos por defecto: La pregunta ya no es si se puede trabajar en remoto, sino por qué habría que ir a una oficina. Para ellos, la flexibilidad de horario y ubicación no es un beneficio, es la base. Buscan autonomía y confían en herramientas colaborativas para mantener la comunicación.

  • Propósito y aprendizaje continuo: El salario ya no es el único factor de retención. Esta generación busca crecimiento, aprender nuevas habilidades y sentir que su trabajo tiene un propósito. Quieren participar en la toma de decisiones y ser escuchados.

  • Comunicación transparente y constante: Una de las claves del éxito del joven fue mantener al cliente informado en cada paso, usando un simple bot de Telegram para dar tranquilidad y confirmar que los procesos funcionaban. Para ellos, la transparencia no es una opción, es una obligación.

La violenta irrupción de la IA: el tablero se reinicia

Y entonces, llega la IA. No como una tendencia más, sino como un tsunami que está redefiniendo cada rol en nuestra industria. La IA y la automatización están asumiendo las tareas rutinarias, permitiendo a los profesionales enfocarse en actividades más estratégicas.

Esto genera un doble desafío. Por un lado, una brecha de habilidades, donde los conocimientos tradicionales pierden relevancia frente a las nuevas tecnologías. Por otro, una oportunidad de oro para quienes sepan adaptarse.

Ya no se trata solo de gestionar infraestructura, sino de gestionar el cambio en un entorno de disrupción constante.

Nuestro nuevo rol: de generalistas a mentores y estrategas

Aquí es donde respondemos a la pregunta inicial. ¿Qué hacemos los "viejos" en este nuevo ecosistema? La respuesta es clara: nuestro valor ya no reside en la ejecución, sino en la sabiduría y la estrategia. Nuestro rol ha evolucionado.

  1. Ser el puente generacional: Tenemos 35 años de contexto. Hemos visto nacer y morir tecnologías, hemos gestionado crisis, hemos navegado la política corporativa. Esta visión de 360 grados es algo que los jóvenes especialistas no tienen. Nuestra labor es ser el puente entre su profunda habilidad técnica y las complejas necesidades del negocio.

  2. Abrazar la mentoría (en ambas direcciones): Nuestra experiencia es fundamental para guiar a los jóvenes en el "troubleshooting" profundo, en la gestión de proyectos complejos y en entender el impacto de sus acciones a nivel organizacional. Pero también debemos tener la humildad de dejarnos enseñar. El "reverse mentoring" es clave: ellos nos pueden enseñar las nuevas herramientas y nosotros les damos el marco para aplicarlas con éxito.

  3. Convertirnos en arquitectos de la estrategia: El joven del video tenía un instinto estratégico brillante. Nuestra función es convertir ese instinto en una metodología para todo el equipo. Somos quienes debemos "observar desde arriba" para ver el bosque completo, no solo los árboles. Debemos alinear las innovadoras soluciones de nuestro equipo con los objetivos a largo plazo de la compañía.

Mi manifiesto: una nueva estrategia para liderar equipos de TI

Este cambio de paradigma exige una nueva estrategia de liderazgo. Aquí esbozo un plan de acción, un manifiesto para esta nueva era:

  • Potenciar la especialización, liderar con visión de negocio: Contrataré a los mejores especialistas en las áreas más demandadas (IA, ciberseguridad, datos, cloud) y mi trabajo será orquestar ese talento. Seré el traductor entre el lenguaje técnico y el lenguaje de negocio, asegurando que cada proyecto tenga una "ecuación de valor" clara.

  • Implementar un liderazgo ágil y basado en la confianza: El control presencial ha muerto. Mi liderazgo se basará en la confianza, la flexibilidad y la medición de resultados. Implementaremos metodologías ágiles como Scrum o Kanban, no como un dogma, sino como una forma de dar autonomía, fomentar la colaboración y adaptarnos rápidamente al cambio.

  • Fomentar una cultura de aprendizaje y seguridad psicológica: El único modo de sobrevivir a la disrupción de la IA es con un aprendizaje continuo. Fomentaré un entorno donde experimentar y fallar sea seguro. La capacitación no será un evento anual, será una constante.

  • Practicar la comunicación radical y transparente: Los equipos necesitan una dirección clara. Comunicaré los objetivos de forma constante y transparente, y crearé canales para que todos, sin importar su jerarquía, puedan expresar sus ideas y preocupaciones. Reconoceré los logros, tanto los grandes hitos como los pequeños avances.

Este chico de 20 años no me demostró que estoy obsoleto. Me regaló el mapa de mi futuro profesional. Me enseñó que mi valor ya no está en tener todas las respuestas técnicas, sino en saber hacer las preguntas correctas, en guiar al nuevo talento y en construir un puente sólido entre la innovación tecnológica y la estrategia empresarial.

El futuro de TI no es una batalla entre "viejos" y "jóvenes". Es una colaboración. Y, sinceramente, nunca había estado tan emocionado por lo que viene.

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Sobre Dani Albé

Desde el taller hasta la sala de reuniones, disfruto unir estrategia y acción. Líder tecnológico y maker de vocación, creo en aprender haciendo y en convertir ideas en soluciones reales.

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