Diez Años en Mis Venas

En mi artículo anterior, les conté la fascinante experiencia de "conversar" con una inteligencia artificial sobre una foto de mi salud: un análisis de sangre. Fue una revelación. Pero como toda buena foto, solo capturaba un instante. Hoy quiero llevar esa idea un poco más allá.

¿Qué pasaría si en lugar de una foto, tuviéramos una película? Una película de diez años de mi salud, contenida en los datos de mis venas.

Impulsado por esta idea, decidí hacer exactamente eso. Puse sobre la mesa mis análisis de 2015, cuando tenía 42 años, y los comparé con los más recientes, de 2025, a mis 52. Lo que descubrí sembró en mí la semilla de una idea muy simple, que de llevarse a cabo, podría cambiar la forma en que entendemos la medicina preventiva.

El Poder del Tiempo: Mi "Yo" de 42 vs. Mi "Yo" de 52

Comparar dos puntos en el tiempo tan distantes es como mirar dos fotografías de un mismo paisaje con una década de diferencia. Esperas ver el paso del tiempo, algo de erosión, quizás. Pero en mi caso, la historia fue aparentemente positiva.

• Estabilidad: Mi función renal, mis glóbulos rojos, mi hemoglobina... todos estos marcadores cruciales eran prácticamente idénticos. El motor, después de diez años, seguía funcionando con la misma precisión.
• Mejora: Aquí vino la gran sorpresa. Una enzima del hígado llamada GPT, que en 2015 estaba en un nivel aceptable pero no ideal (48 UI/l), en 2025 había bajado a más de la mitad (23 UI/l). Mi perfil de colesterol "malo" (LDL) también era mejor. Bioquímicamente, partes de mí parecían estar en mejor forma ahora que hace diez años.
• Un Nuevo Dato en el Mapa: El único desvío negativo fue la aparición de una deficiencia de Vitamina D. No es una mala noticia, es simplemente un nuevo dato, un punto en el mapa que antes no veía y sobre el que ahora puedo actuar. La buena noticia es que parece ser bastante normal para mi edad, y mas aun para una persona que no le gusta el sol, y ama estar horas y horas tras un monitor y un teclado, con la menor cantidad de luz posible.

La conclusión de este viaje en el tiempo fue clara: mi salud no parece ser una línea descendente. Fué un paisaje dinámico, con mejoras y nuevos desafíos. Y la única forma de verlo fué teniendo la perspectiva de los años.

La Lección de 2023: Cuando un "Mal" Resultado es una "Buena" Pista

En el medio de esta década hubo un evento anómalo: una parálisis facial viral en 2023. Los análisis de ese momento fueron alarmantes si se miraban de forma aislada: glucosa por las nubes, glóbulos blancos alterados... era la foto de un sistema en crisis.

Sin embargo, al poner esa "foto" en el contexto de la "película" de diez años, el significado cambió por completo. Entendimos que no era el debut de una enfermedad crónica, sino la respuesta lógica y poderosa de un cuerpo sano ante un ataque severo. Era mi sistema inmune activando el "estado de emergencia". La historia completa (los análisis normales de antes y después) probó que mi cuerpo no solo sabía luchar, sino que tenía la resiliencia para volver a la normalidad.

Esto me enseñó la lección más importante: un solo punto de datos puede engañar; la tendencia es la que revela la verdad.

La Gran Idea: Un Mapa de Salud para Todos

Y aquí es donde mi experiencia personal se convierte en una visión para el futuro. ¿Y si todos tuviéramos esta "película" de nuestra salud? ¿Y si, con la disciplina de un simple pinchazo de 10 minutos, dos o tres veces al año, pudiéramos construir un mapa detallado y longitudinal de nuestra propia biología?

Imaginemos el poder de esto a gran escala:

1. La Creación del Mapa: Cada persona, a partir de cierta edad, comienza a aportar datos a su mapa de salud personal. Cada análisis añade una capa de información sobre sus lípidos, su glucosa, sus marcadores inflamatorios, sus hormonas.
2. La Inteligencia Colectiva: Ahora, llevemos estos mapas (siempre de forma anónima y segura) a una gran base de datos. Una inteligencia artificial, entrenada para analizar millones de estos historiales, no buscaría enfermedades: buscaría patrones y trayectorias sutiles.
3. La Detección Proactiva: El sistema no daría diagnósticos. Haría algo mucho más poderoso: generaría alertas tempranas. Podría detectar, por ejemplo, un grupo de miles de personas cuyo nivel de triglicéridos sube lentamente mientras su Vitamina D baja, un patrón que podría preceder por años a la diabetes.
4. El Médico Aumentado: El sistema podría entonces citar a estos pacientes "en riesgo silencioso" a su médico. Pero aquí está la clave: el médico no recibiría una fría alerta. Recibiría al paciente junto con su mapa histórico completo y un preanálisis de la tendencia. La consulta médica dejaría de ser un interrogatorio para convertirse en una conversación estratégica basada en una década de evidencia objetiva.

Pasaríamos de una medicina reactiva, que actúa cuando la enfermedad ya ha dado la cara, a una medicina verdaderamente preventiva, que interviene sobre la trayectoria mucho antes de que se convierta en un diagnóstico. Ya no se trataría de "curar", sino de "gestionar la salud" de forma continua.

Y todo esto a un costo Irrisorio para el resultado que podriamos obtener.

¿Que costo tiene un análisis de sangre? ¿Cuánto puede costar el almacenamiento de esos parametros? ¿Que valor tiene una llamada a una API IA para generar los resultados con el contexto ya almacenado?

No creo que cueste mas de lo que pagamos por entretenimiento mensualmente (Netflix, Spotify, Amazon Prime...) ¡Pero el valor es infinitamente mayor!

Probablemente ya exista... pero este experimento me permite validar que es mas que posible, y con un esfuerzo relativamente bajo.

Tenemos la tecnología. La capacidad de análisis de la IA es casi infinita. Lo que necesitamos es un cambio de paradigma. La información más valiosa sobre nuestra salud futura no está en un test genético exótico, sino en la historia que nuestros propios marcadores sanguíneos nos cuentan a lo largo del tiempo.

Todo empieza con algo increíblemente simple: un pinchazo y la voluntad de empezar a dibujar nuestro propio mapa.